domingo, 4 de noviembre de 2007

El pulpito

Hace unos días unos pececitos y un caballito de mar fueron a buscar a su amigo el pulpito que estaba enfermo de varicela. Los pececitos estaban tristes porque su amigo estaba enfermo, entonces la mamá del pulpito les dijo que se podían quedar en su casa, y ahí jugaron juegos de mesa hasta que se hizo la noche. Entonces los pececitos se fueron a su casa y el caballito de mar también. Al día siguiente el pulpito estaba peor porque la varicela que estaba roja empezó a cambiar de color, de rojo a fucsia, y a violeta.
Entonces la mamá, los pececitos y el caballito fueron en busca del remedio a todas las farmacias, pero en ninguna farmacia marina estaba el remedio porque ya lo habian vendido. Hasta que en la ultima farmacia, la más lejana, les recomendaron que vayan al bosque marino. Ellos siguieron buscando durante 48 horas y muchas más el remedio del pulpito. Pero nuestro amigo pulpito resulta que no estaba enfermo, era una travesura para que sus amigos y su mamá se fueran bastante lejos. El pulpito quería estar solo, solo, solo para comprarse helado y no compartirlo, para no ir a la escuela (era un fiaca total), quería dormir todo el día. El pulpito estaba justo tomando el helado más rico de su vida cuando siente un TOC TOC en la puerta. Eran los amigos y su mamá que le habían conseguido el remedio.
El pulpito corrió a la cama y tiró el helado debajo de ella. Cuando entraron a la habitación empezaron a sentir olor a helado podrido. Sospechan!!! Chan chan chan!!!. Revisan por todos lados y encuentran montañas de helado. Cuando le dieron el remedio, se convirtió en tiburón con cara de cucurucho con aletas de submarino. Y así siguió viviendo en el fondo del mar y todos se reían de él. Cuando se miraba en el reflejo de una piedra marina se ponía a llorar y se lamentaba por haberse portado mal.

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